Miguel Ángel Martínez

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Bogotá, Cundinamarca, Colombia

jueves, 19 de enero de 2012





La luz destello justo atrás de su figura al momento de obturar, y esa aura de Dios se dibujo sin querer, humildemente. La vieja Birminghan dejó marcado en sus manos lo fría y despiadada que puede ser cuando no se toma en serio, pero no lo sobrepasó, construyó de aquella tragedia las fuerzas suficientes para darle al mundo, los riffs más siniestros de toda la historia del rock. Permanentes en cada “oponente” que tilda hoy por hoy la cuerdas de su propia banda. Mesurado y entregado, Tony Iommi quedó retratado para la eternidad de solo algunos fieles que rindieron tributo en Mayo de 2009, a la consagrada leyenda de la música universal, Heaven and Hell (Black Sabbath). Una vez más el infortunio toca su puerta, ahora obstinado quiere arrebatarle el cuerpo, pero guerrero, seguro de la condición humana, hoy pone su mente en la nueva reunión de Black Sabbath; en estudio, lucha confiado como la primera vez, que su toque sana, así, las circunstancias intenten cegarlo.

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