Miguel Ángel Martínez

Mi foto
Bogotá, Cundinamarca, Colombia

lunes, 18 de junio de 2012



















Aún permanece en píe, intacto, solo las líneas de expresión lo delatan, sigue siendo niño y el hombre que soñó ser. 70 años después permanece empuñando su voz y cantando sus cuerdas, escudriñando el universo para ir a redimir la paciencia, la gratitud y el amor que la gente le profesa por aquellas notas musicales que cambiaron la vida de cada uno de nosotros. No es fácil llegar sobre una bicicleta a cada rincón, pero el sendero es tan complicado como lo pongamos en la mente, sus líricas lo gritan. La utopía ya no existe para Colombia, por lo menos musicalmente hablando, esa magia de la música que la gran mayoría no ha comprendido en la tierra, del oro, el mar y la sangre, pero además la impunidad, fue tan generosa para ofrendar las melodías de este hombre diferente, que día a día honra a aquellos que habitamos ese fondo azul que parece tragárselo. El silencio cotidiano de la muerte en vida de esta nación, fue cambiado desde Leticia hasta el Cabo de la Vela por las fragancias de la felicidad, aunque fuera tan solo por 3 horas, aún cuando intentaran mancharlo y aún cuando la mano ignorante quiso taparlo. Ya somos parte del todo y ni las imperfecciones ni las condenas fueron suficientes para ser despreciados esta vez, el corazón de un puñado de colombianos hizo el sueño posible de la mano sabia y dadivosa de Paul McCartney; si existe la felicidad, se vivió exactamente el 19 de Abril de 2012.

jueves, 9 de febrero de 2012






Entrar en escena, estar justo en el momento o fuera de él pero aún cuando tenue arde el carbón, es el acto más fiel y verdadero al momento de relatar una historia. Tedioso cuando hay apenas cenizas, reconstruir se hace tendido, sobre el acto se puede perder hasta la vida, agónico, pero igualmente valioso. Trenzarse un papel, una grabadora o una cámara para contarle a los ausentes como está compuesto, un paisaje, una mirada, la vida, la muerte, un niño, la piel de una sociedad o la expresión de un artista, es cada vez más escaso, sin embargo algunos pocos persisten en medio de una plaga acomodada confortablemente detrás de un mueble, recibiendo cuentos narrados por los propios protagonistas pero que la línea telefónica, el cable o el corresponsal, enfrían. Al vivo, en medio de la travesía seguirá siendo para mí la forma más honesta de capturar con mis ojos una realidad ajena por diversas circunstancias para otros, callar o recibir murmullos continuará siendo vil. Acudir al registro del papel, la cámara o la grabadora, perpetúa la bondad y obtura la memoria para corregir nuestros errores.

jueves, 19 de enero de 2012





La luz destello justo atrás de su figura al momento de obturar, y esa aura de Dios se dibujo sin querer, humildemente. La vieja Birminghan dejó marcado en sus manos lo fría y despiadada que puede ser cuando no se toma en serio, pero no lo sobrepasó, construyó de aquella tragedia las fuerzas suficientes para darle al mundo, los riffs más siniestros de toda la historia del rock. Permanentes en cada “oponente” que tilda hoy por hoy la cuerdas de su propia banda. Mesurado y entregado, Tony Iommi quedó retratado para la eternidad de solo algunos fieles que rindieron tributo en Mayo de 2009, a la consagrada leyenda de la música universal, Heaven and Hell (Black Sabbath). Una vez más el infortunio toca su puerta, ahora obstinado quiere arrebatarle el cuerpo, pero guerrero, seguro de la condición humana, hoy pone su mente en la nueva reunión de Black Sabbath; en estudio, lucha confiado como la primera vez, que su toque sana, así, las circunstancias intenten cegarlo.