Miguel Ángel Martínez

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Bogotá, Cundinamarca, Colombia

lunes, 18 de junio de 2012



















Aún permanece en píe, intacto, solo las líneas de expresión lo delatan, sigue siendo niño y el hombre que soñó ser. 70 años después permanece empuñando su voz y cantando sus cuerdas, escudriñando el universo para ir a redimir la paciencia, la gratitud y el amor que la gente le profesa por aquellas notas musicales que cambiaron la vida de cada uno de nosotros. No es fácil llegar sobre una bicicleta a cada rincón, pero el sendero es tan complicado como lo pongamos en la mente, sus líricas lo gritan. La utopía ya no existe para Colombia, por lo menos musicalmente hablando, esa magia de la música que la gran mayoría no ha comprendido en la tierra, del oro, el mar y la sangre, pero además la impunidad, fue tan generosa para ofrendar las melodías de este hombre diferente, que día a día honra a aquellos que habitamos ese fondo azul que parece tragárselo. El silencio cotidiano de la muerte en vida de esta nación, fue cambiado desde Leticia hasta el Cabo de la Vela por las fragancias de la felicidad, aunque fuera tan solo por 3 horas, aún cuando intentaran mancharlo y aún cuando la mano ignorante quiso taparlo. Ya somos parte del todo y ni las imperfecciones ni las condenas fueron suficientes para ser despreciados esta vez, el corazón de un puñado de colombianos hizo el sueño posible de la mano sabia y dadivosa de Paul McCartney; si existe la felicidad, se vivió exactamente el 19 de Abril de 2012.

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