Mama Smith grabo la primera canción Blues de la historia, sentando un precedente con aroma de mujer, esencia única refrendada cada vez que el alma de dicho ser, soporta con gallardía la tragedia, el maltrato, la soledad, o incluso la venta de su cuerpo. Justo cuando el humo del segundo festival Blues DC celebrado en Bogotá, desvaneció, aparecieron las figuras de ellas, comparadas por lo esbelto hombres buscan esa ecuación perfecta de belleza y elocuencia, pero en realidad poca es la fortuna; sin embargo la superficie es lo de menos mientras bajo el seno de ese ser precioso continuemos arropando nuestras falencias y muy a pesar de ser reincidentes. Ellas incansanbles, sin prejuicios abrirán la puerta para secar nuestros ropajes.
En la ruta del Rock me he topado con varias cosas aprendidas empíricamente, entre ellas capturar imágenes. De profesiones varias no todas tituladas, soy feliz cuando mi cámara se echa a rodar, con la única intención que los protagonistas de estas historias en vivo, recuerden cómo ser felices. Colombia netamente tropical saturada de sonidos bailables, donde se negó la opción a otros igual de relevantes, tomar de nuevo esos pasajes, obtura la memoria dibujando una sonrisa, producto del corazón.
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