No existe un gramo de hipocresía musical cuando una banda proveniente de Suecia pisa un escenario y rebasa con su acto la mentira de otros estilos. Estos guerreros de la tierra nórdica clavaron sus palabras crudas y esa manera potente de sonar, incluyendo con bastos honores la educación musical que desde niños inculcan en la nación amarilla. Septiembre de 2010, lleno de corazón y antes de partir, refrendo por segunda ocasión en nuestra patria, la semblanza de tres hombres de faz sencilla, sinceros, pensamientos nada mojigatos hechos arte con los sentimientos oscuros de un mundo mimetizado en tristes actos, sabor de divinidad extrema para incautos.
En la ruta del Rock me he topado con varias cosas aprendidas empíricamente, entre ellas capturar imágenes. De profesiones varias no todas tituladas, soy feliz cuando mi cámara se echa a rodar, con la única intención que los protagonistas de estas historias en vivo, recuerden cómo ser felices. Colombia netamente tropical saturada de sonidos bailables, donde se negó la opción a otros igual de relevantes, tomar de nuevo esos pasajes, obtura la memoria dibujando una sonrisa, producto del corazón.
jueves, 4 de agosto de 2011
No existe un gramo de hipocresía musical cuando una banda proveniente de Suecia pisa un escenario y rebasa con su acto la mentira de otros estilos. Estos guerreros de la tierra nórdica clavaron sus palabras crudas y esa manera potente de sonar, incluyendo con bastos honores la educación musical que desde niños inculcan en la nación amarilla. Septiembre de 2010, lleno de corazón y antes de partir, refrendo por segunda ocasión en nuestra patria, la semblanza de tres hombres de faz sencilla, sinceros, pensamientos nada mojigatos hechos arte con los sentimientos oscuros de un mundo mimetizado en tristes actos, sabor de divinidad extrema para incautos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario