Como el nombre de su banda, el toque es Suicida y mientras suturaban un problema técnico, Alex Lopez decidió limpiar la sangre propiciada por la velocidad de sus baquetas. De origen latino no esconde esa pasión digna de las tierras tropicales. Suicide Silence agrupación joven, entro a las paredes de ladrillo del único teatro que acoge las novedades metaleras en Bogotá. La furia vertiginosa de estas melodías americanas, sacudió los cuerpos adolescentes, ahora de peinados más extraños, en el mes de las lluvias, edición 2010. Congraciados por la edad, banda y público entendieron que no hace falta morir viviendo al extremo.
En la ruta del Rock me he topado con varias cosas aprendidas empíricamente, entre ellas capturar imágenes. De profesiones varias no todas tituladas, soy feliz cuando mi cámara se echa a rodar, con la única intención que los protagonistas de estas historias en vivo, recuerden cómo ser felices. Colombia netamente tropical saturada de sonidos bailables, donde se negó la opción a otros igual de relevantes, tomar de nuevo esos pasajes, obtura la memoria dibujando una sonrisa, producto del corazón.
martes, 24 de mayo de 2011
Como el nombre de su banda, el toque es Suicida y mientras suturaban un problema técnico, Alex Lopez decidió limpiar la sangre propiciada por la velocidad de sus baquetas. De origen latino no esconde esa pasión digna de las tierras tropicales. Suicide Silence agrupación joven, entro a las paredes de ladrillo del único teatro que acoge las novedades metaleras en Bogotá. La furia vertiginosa de estas melodías americanas, sacudió los cuerpos adolescentes, ahora de peinados más extraños, en el mes de las lluvias, edición 2010. Congraciados por la edad, banda y público entendieron que no hace falta morir viviendo al extremo.
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jueves, 5 de mayo de 2011
Si es el número 1 en su estilo, lo pregonan los colegas de su generación, ellos tomaron de él trazas para inspirar ahora sus bandas de rock. Aquel motor, también tuvo chance para incluir en 2009, esa maquinaria de potencia en nuestras cabezas. Tantos decibeles como pudo insertó, taladrar nuestros oídos castos su bandera, no en vano aún permanece el zumbido. Lemmy es tan grande como su bajo, consecuente camina desde 1945, de la mano de ese aceitado artefacto llevado al límite, con una forma particular de sonar, de vivir, auténticamente.
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