Todas las gotas de sudor fueron un solo río de transpiración en ese club de 4x4 donde The Haunted y un puñado de rockeros sacudieron la capital como si estuvieran en un estadio. El halo de luz verde quemó la imagen de Peter (voz) destello que sus cómplices recibieron al momento de la captura. Desprevenida instantánea dice como ardía el lugar y como el embrujo de las poderosas melodías de estos suecos aún mantienen un recuerdo lejos de las telarañas de la mente; y muy a pesar de que esta fiesta íntima cumpla tres años sin repetirse. Pocos cuentan esta historia única del metal y solo cuando exista revancha este pasaje evocará en los labios privilegiados, ojos tan expresivos que sobraran las palabras.
En la ruta del Rock me he topado con varias cosas aprendidas empíricamente, entre ellas capturar imágenes. De profesiones varias no todas tituladas, soy feliz cuando mi cámara se echa a rodar, con la única intención que los protagonistas de estas historias en vivo, recuerden cómo ser felices. Colombia netamente tropical saturada de sonidos bailables, donde se negó la opción a otros igual de relevantes, tomar de nuevo esos pasajes, obtura la memoria dibujando una sonrisa, producto del corazón.