Miguel Ángel Martínez

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Bogotá, Cundinamarca, Colombia
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jueves, 1 de agosto de 2013

Festival Rock al Parque  Domingo 30 de Jun 2013 / Tarima Eco 


Ya había hecho de las suyas, salto la “barda” y en medio de su “locura” intento mezclarse con los fotógrafos y la gente de VIP, sin embargo en el acto fue alcanzado por el personal de logística, quien a punta de estrujo lo devolvió a la zona general. El punk crudo en vivo seguía su camino de la mano de una de las leyendas más amadas de la escena colombiana, mientras el “forajido” seguía balanceándose entre el límite de hierro que separa el castigo del goce; en medio del reto y de las risas temerosas de muchos, apareció la sensatez de cabeza rapada con rizos morados, para abrazar con el abrigo de la felicidad todo trastorno. En un país violento como el nuestro e inmerso en insania, un acto como este puede ser juzgado con la pena máxima, más si viene de las melodías del rock. Al acecho viven muchos para clavar la daga del justiciero y con la sangre de otros construir la fama y el ego propio que luego le den inmunidad para atropellar a quien desee, con derecho al estrado en estado convenido, pero justamente donde menos pega el sol, surge la luz violeta en pleno resplandor para que el episodio sea el más pacifista. Mano a mano, bañados en miedo por las consecuencias, se resuelve un conflicto bajo el lenguaje de calzar los mismos zapatos roídos pero ofreciendo respeto, ese mismo que el ardor y el orgullo en pleno, en la mayoría de casos ciega.

viernes, 30 de diciembre de 2011



Es normal entrar a una cocinería (restaurante) y escuchar al mesero comentar la canción de Faith No More que suena en la radio. Es normal ver poleras (camisetas) ensambladas en una familia entera, culto a su banda favorita. Es normal ver periodistas argumentando en sana discusión sobre folk, country, progresivo o metal. Es normal que alguien tienda su mano a otros para que por primera vez vivan de verdad su pasión por la música, en un lugar apropiado. Este niño chileno crece entre todo esto, entre un arsenal de sonidos mucho antes de nacer, por eso es natural verlo disfrutar en medio de 50 almas, un festival de nombre Maquinaria en pleno 2011. Asombrarse, divertirse y jugar con emociones como el juguete que permanece en casa y nunca se va. No huye porque siempre está presente desde el vientre, cuando se extravía sus padres juntan fuerzas y lo recuperan; porque saben de aquella preciosa sensación que solo produce el rock. Porque saben que cuando choca sus manos para agradecer, lo hará eternamente, incluso dentro de su propia casa.


miércoles, 22 de junio de 2011


Leyendas de la guitarra hay pocos, Hendrix sin mediar palabra es el rey, aunque muerto su presencia está intrínseca en quien se atreva a tocar una cuerda. José Fernando Cortes es un estandarte de la guitarra en Colombia, pese a tener que participar por un puesto en Rock Al Parque. Cuando abre su amplificador y tornea los hilos de la esbelta, sabemos que tan solo es un requisito. Lejano, en otras latitudes su arte honra gratamente a esos mentores, jamás necesitará permiso para enajenarnos, tampoco para subir a tarima, mientras consiga acariciar, sacudir y perforar de manera tierna o salvaje a su cómplice. En pocos días el festival vuelve a recibir su toque luego de dos años, a la espera que la categoría sea abierta algún día, para que otros de igual talente tengan al fin… su espacio.

lunes, 13 de junio de 2011





Kilcrops salió a escena a las 4:41 pm, el sábado 27 de 2009. 18 años de carrera sobre su lomo, les daba el derecho a participar en otra versión del festival de rock más importante de Colombia. Con ellos y representando los varios padecimientos de esta nación, dos mujeres a cada costado de la tarima, sostenían la bandera nacional, y la de la capital. Acto oportuno del pasado, presente y próximamente, pues el gesto de ella y la pintura en su pierna, dan fe de una Bogotá desangrada en corrupción y desazón. A la mano del samaritano que ofrende una limosna para poder sacarla del caos vicioso de la administración de turno. Rock colombiano no ajeno a la realidad, pero en ocasiones pasivo a la hora transcender. Denuncia a viva voz extrema y con notas estridentes, expulsión de una crudeza hecha música pero con propósito de no ocultar.